Codo a Codo

Hace unos días estuvimos en la fábrica de Triturados Montero para reunirnos con los socios. Ésta, es una empresa familiar que se fundó en Quintanar de la Sierra (Burgos) en el año 1963. Era típico en aquellos años que el tejero dejara constancia de su trabajo grabando en una teja su nombre, el de la empresa y el del año de finalización del tejado y ahí la tienen, guardada con mimo en la oficina (otro día os la enseño).

Reconozco que a mi mente estructurada le cuesta a veces no seguir los pasos que yo creo  “lógicos” para llevar a cabo un proceso de negocio y he ahí mi aprendizaje: escuchar, sólo eso y entender que la realidad del día a día a veces no encaja en un estándar y estar convencida al mismo tiempo de que hallaremos la manera de que así sea. ¿Por qué? Porque en casi 20 años trabajando he aprendido dos cosas básicas: siempre hay una solución tecnológica que finalmente cubre una necesidad y que lo más difícil como gestora de proyectos y mi reto personal, es conseguir que todo el equipo tenga el foco en un objetivo común, es proporcionar un espacio de confianza en que el que cada persona, con su talento único, tenga libertad de aportar su visión. Por eso me gusta esta foto, porque muestra el trabajo codo a codo, muestra unos lazos que se van estrechando en cada comida que compartimos y en todo lo que estamos aprendiendo en cada momento en que nos cuentan, no sólo cómo se trabaja un aserradero, sino su historia, reflejada en una teja o en una sierra construida de madera de más de 100 años.

¡Buenos días y feliz semana!

#Digitalizacion

#AlgoBonitoConsulting

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