Durante varios siglos, la Real Armada Naval gestionaba los bosques de España. De ellos obtenían madera para la construcción de barcos y pez (alquitrán con el que impermeabilizaban las naves).
Estas mercancías, eran transportadas por los carreteros que tardaban hasta 8 meses en recorrer la distancia que separa Burgos de Cartagena.
Además de la silvicultura naval, en S. XVIII se instala en Quintanar de la Sierra la Real Fábrica de Betunes, gracias a la cual la Armada se abastecía de Pez.
La pez, se extrae mediante la cocción de teas (pedazos de madera que contienen gran cantidad de resina). Se preparan 2 hornos, en el primero se queman las teas. De su quema, se obtiene el alquitrán que se destila en un segundo horno para generar brea (son necesarias varias horas durante las cuales hay que mover constantemente el alquitrán con una vara de madera). Finalmente se vierte la brea en un molde y se deja enfriar. La solidificación la brea es la pez.
Los oficios de carretero y pezguero se han extinguido por razones obvias, pero su tradición la mantiene la asociación Cabaña Real de Carreteros (CRC).
La Real Armada era sostenible por razones obvias e instaba a que cada vecino del monte plantara 3 árboles de los que aún se conservan en Quintanar un tercio. Según la Cabaña Real de Carreteros, “la ordenación moderna implica no perder nunca el capital maderero inicial”. Aunque se cumple así con el ODS15: gestionar sosteniblemente los bosques, propongo a la ONU crear un nuevo objetivo “ODS18: preservar el patrimonio cultural”, porque el legado de nuestros antepasados nos otorga una identidad que nos ayuda a saber quienes somos y a entender el presente.